Este año 2016, regido por el número 9, es el Año del Ermitaño.
Nos pide ver de nuevo y reformular el concepto de soledad.
La soledad se puede entender en dos sentidos, uno negativo y uno positivo.
Cuando el sentido de soledad es negativo, está asociado al dolor o a la angustia de la “falta de”, genera dependencias y vacíos existenciales, porque sentimos que sin otros, no somos. No estamos completos. Somos mitades de una naranja.
Cuando podemos reformular el concepto de soledad en el sentido positivo, nos damos cuenta que nuestra persona puede estar en calma consigo misma. Cuando podemos ver la maravilla de nuestra propia presencia, dejamos de sentirnos solos, porque estamos llenos con nosotros mismos.
No hay ausencias, cuando estamos con nosotros mismos.
Hay presencias desbordantes.
No hay vacíos y no hay necesidades, porque estamos en eje,
y vemos lo grandiosos y completos que somos.
El estado de soledad positiva es el que usamos para reflexionar, para crecer y encontrar paz interior.
Sólo cuando seguimos pensando en lo que nos falta, es cuando se agigantan nuestros vacíos y empezamos a depender.
Podemos sentirnos bien estando sólos con nosotros mismos. Esa soledad positiva es la garantía para poder tener relaciones sanas, con seres que también se sienten bien consigo mismos. Eso genera relaciones expansivas, compañeras, desde el amor y no desde el apego.
El desapego no es desamor. Muy por el contrario, es tanto amor, tanta confianza, que no hay miedo. El miedo, mata al amor.
Este año 2016 nos proponemos a…
- …llenarnos de nosotros mismos.
- …hacer amistad con nuestra propia presencia.
- …sentir profundamente que nada nos faltará.
- …saber que tenemos y que somos enormes, no por el tamaño de nuestro ego, sino por el tamaño inmenso de nuestro pulsante y latiente corazón.
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